viernes, 13 de enero de 2012

Mendoza


Creo que el viaje a Mendoza fue una gran experiencia, pero de un modo no tradicional... Fue más bien una especie de experimento, una prueba de mi vida fuera de casa.
Lo que más me queda del viaje no son los lugares turísticos sino más bien el estar allí sola, decidiendo por mí, sin más ayuda que mi propio instinto.
En realidad no estaba tan sola, me fui con una amiga. Y creo que eso me ayudó bastante. Si me hubiera ido sola, probablemente no hubiera hecho ni la mitad de lo que hice. Y aún así tenía que decidir por mí sola.

Al principio me sobre preocupaba por todo, tenía una especie de pánico a equivocarme, pensaba en lo que haría mamá; que compraría, dónde, cuándo, cómo. Pero gradualmente se me fue pasando, a fin de cuentas, mis decisiones me afectarían a mí y ella estaba lejos para reprocharme cualquier cosa.

Así que comencé a disfrutar y jugar con esto de valerme por mí sola. Fue como ir a un lugar a encontrar algo dentro de mi misma. Un viaje hacia allá y hacia mí.


Descubrí que puedo hacer muchas cosas de las que me propongo si realmente quiero. Si dejo de ponerme trabas, si pienso en el ahora como un espacio provechoso, puedo lograr lo que me propongo. Tal cual como dice el dicho; "no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy". ¡Era tan fácil! La verdad que, pensar es bueno, pero los instintos son pensamientos casi subconscientes que viajan más rápido. No sé, se me acaba de ocurrir que podría funcionar así ¿no? Esa especie de presentimiento, de impulso que generalmente , si lo seguimos da un resultado positivo...

Me sentí muy bien allí, notando que, a mi manera, las cosas salían bien. Que aunque me hubieran dicho otras mil maneras de hacerlo mejor o simplemente de otro modo, pude hacerlo a mi manera, disfrutando de sentir que había decidido bien.

Incluso encontré otras maneras de poder hacerlo que me gustaría realizar en otro momento. Disfrute del paisaje, de un lugar diferente a Buenos Aires. Dónde lo divertido estaba fuera de la ciudad y no al revés. Incluso los turistas eran diferentes, porque allí se respiraba otra cosa; Mendoza tiene aventura, tiene naturaleza, está menos esclavizada por la "civilización". Mendoza es simple y monumental. Sus montañas, sus paisajes, sus ríos, sus acequias... 



Fue lindo estar allí por mi cuenta, mi amiga y yo. Y por las cosas que pasé allí, seguramente voy a volver :)

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